juanluvenegas

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jueves, 15 de enero de 2015

EL AZÚCAR TAMBIÉN ES CAUSANTE DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL


Siempre que se piensa en controlar los niveles de presión arterial se recomienda moderar el consumo de sal, pero un reciente estudio señala que la culpa de la hipertensión arterial podría ser más del azúcar que del sodio.

La mayor parte del sodio de la dieta deriva de alimentos procesados, que precisamente, también contienen elevadas proporciones de azúcares, entre los que destaca el jarabe de maíz de alta fructosa que podría ser el mayor causante de hipertensión arterial y otros problemas cardiovasculares.

La hipertensión arterial es una de las enfermedades cardiovasculares con mayor prevalencia a nivel mundial y siempre el enfoque para su prevención y control se centró en la ingesta de sodio, pero esta investigación abre una nueva perspectiva al poner la mira sobre los hidratos refinados, concretamente, sobre la fructosa usada a nivel industrial.

Se ha asociado a una alta ingesta de fructosa, (74 gramos diarios) con un 30% más de riesgo de sufrir presión arterial por encima del límite de 140/90 mmHg, y con un 77% más de riesgo de sufrir presión arterial por encima de 160/100 mmHg que ya se considera hipertensión arterial con riesgo cardiovascular asociado.

Además, quienes consumen un 25% de las caloría de su dieta en forma de azúcares, tienen casi tres veces más riesgo cardiovascular asociado que quienes no alcanzan a un 10% de su valor calórico total en forma de hidratos simples.

Por lo tanto, quizá sea momento de mirar más al azúcar y no tanto al sodio cuando se trata de controlar la presión arterial y prevenir enfermedades cardiovasculares, pues los azúcares no sólo pueden favorecer el desarrollo de hipertensión arterial sino también, de otras patologías asociadas al metabolismo y a procesos inflamatorios como resistencia a la insulina o diabetes.

Entonces, a partir de ahora debemos considerar que cuando se trata de hipertensión, la culpa puede ser más de la ingesta de azúcar que del sodio que consumimos habitualmente.

Por supuesto, el sodio en exceso tampoco es recomendable, no sólo por su efecto sobre la salud cardiovascular, sino también por otras consecuencias negativas en nuestro organismo.