La insulina es una sustancia esencial, cuya principal función es la de procesar el azúcar en la sangre y llevarla a las células para ser utilizada como combustible o almacenada como grasa.
Una causa principal del exceso de insulina en la sangre es el consumo excesivo de azúcar o carbohidratos típico de la dieta hoy en día. Esto incluye a los hidratos de carbono pobres en nutrientes como los alimentos procesados, bebidas azucaradas y refrescos, alimentos bajos en grasa envasados, junto con una ingesta insuficiente de proteínas, una ingesta de grasa inadecuada y el consumo deficiente de fibra alimentaria.
FUNCIONAMIENTO DE LA INSULINA
La resistencia a la insulina también puede atribuirse a la falta de ejercicio, el exceso de alcohol, el estrés, una historia familiar de diabetes, presión arterial alta y exceso de grasa corporal, especialmente alrededor del abdomen.
Los niveles de insulina crónicamente elevados también pueden llevar a una condición pre-diabética llamada síndrome metabólico (o resistencia a la insulina) que promueve la ganancia de peso.
Una posible solución natural al problema es elevar el consumo de proteína. Consumir unos 20 a 25 gramos en cada comida y unos 15 a 20 gramos en las meriendas y desayunos es probablemente un buen comienzo. Los hombres deberían añadir un extra de 10 g de proteína por comida y 5 g por merienda.
La ingesta mayor de proteínas mantiene el azúcar en la sangre equilibrado y los niveles de insulina bajos – una necesidad metabólica para el control del apetito y la pérdida de grasa. La proteína también brinda un golpe hormonal, ya que estimula la actividad de muchas de nuestras hormonas para quemar grasa y controlar el apetito, cuando es consumida en las cantidades correctas. Una dieta alta en proteínas ayuda a eliminar la grasa obstinada del vientre.
La mejor opción de proteína es aquella baja en grasa, como pollo, pavo, queso magro, huevos y mariscos.