La testosterona esta clasificada en el grupo de hormonas esteroideas, siendo la más importante de ellas a nivel anabólico (responsable de la ganancia de masa muscular).
Los efectos anabólicos de la testosterona son:
- Ganancia de fuerza y masa muscular: como hemos dicho es un esteroide anabolizante, es decir, ayuda al cuerpo a mantenerse en estado anabólico y participa en la síntesis proteica, consiguiendo así una mayor absorción de nutrientes que se utilizarán para construir tejido muscular. Además también facilita los procesos de recuperación celular, que llevado al tejido muscular, significa que participa en la reparación del tejido muscular tras las sesiones de entrenamiento que dará lugar al incremento del músculo.
- Disminución de la grasa: el colesterol es el precursor de la testosterona, por lo que parte de esos lípidos se van a usar en la formación de esta hormona, en lugar de almacenarse en nuestro cuerpo. Otro dato importante aquí es que la testosterona es una hormona reguladora del metabolismo, lo incrementa, consiguiendo así un mayor gasto energético que significa una mayor quema de grasas. Varias investigaciones han demostrado que a mayor Índice de Masa Corporal (IMC), menores serán nuestros niveles de testosterona.
- Expansión de la caja torácica: este efecto ocurre en la etapa de la pubertad principalmente, la testosterona participa en los procesos de desarrollo del organismo, y uno de sus efectos es éste. En varias evaluaciones anatómicas de corredores se ha observado que los atletas de élite presentan unas cajas torácicas más amplias que la población general, lo que permite una mejor funcionalidad de los pulmones y un mayor aporte de oxígeno. Por lo que luchar por niveles óptimos de testosterona desde la pubertad no es ninguna tontería.
Temporalidad
La testosterona, al igual que otras hormonas siguen un ritmo circadiano a
lo largo del día, es decir, su nivel de concentración en el plasma
varía de la noche al día siguiendo una pauta similar todos los días, por
lo que entrenar a una determinada hora puede ser una buena opción para
aprovechar el momento en que nuestra testosterona alcanza sus mayores
niveles.
Específicamente para esta hormona, su mayor pico es alcanzado por la mañana, por lo que si queremos aprovechar sus beneficios en el momento del entrenamiento, alrededor de las 8 horas será la mejor opción para entrenar.
Además los niveles de testosterona totales en plasma también varían a lo largo del año, alcanzando sus mayores cotas en los meses de verano. Otro factor que altera los niveles de la testosterona es la edad, de tal manera que incrementan hasta la adolescencia para después, a partir de los 25 años, descender progresivamente con el paso del tiempo. Por lo que la adolescencia es un momento propicio para entrenar y aprovechar los beneficios de esta hormona.
Específicamente para esta hormona, su mayor pico es alcanzado por la mañana, por lo que si queremos aprovechar sus beneficios en el momento del entrenamiento, alrededor de las 8 horas será la mejor opción para entrenar.
Además los niveles de testosterona totales en plasma también varían a lo largo del año, alcanzando sus mayores cotas en los meses de verano. Otro factor que altera los niveles de la testosterona es la edad, de tal manera que incrementan hasta la adolescencia para después, a partir de los 25 años, descender progresivamente con el paso del tiempo. Por lo que la adolescencia es un momento propicio para entrenar y aprovechar los beneficios de esta hormona.
Entrenamiento
Tras un entrenamiento de resistencia, la variación en
la concentración de testosterona dependerá de la duración y la
intensidad del ejercicio, así como del nivel del atleta que lo practica.
En diversos estudios de han encontrado aumentos de la hormona tras
sesiones cortas (10-15 minutos) a una alta intensidad (70-80% del VO2
máx.)
Por otro lado, un entrenamiento de fuerza está incluso
mejor documentado. Muchos estudios han constatado que los niveles
totales de concentración de testosterona incrementan considerablemente
tras sesiones de fuerza en hombres.
No podemos olvidar otra cuestión en cuanto a la nutrición, y es que el colesterol es el precursor de la testosterona, por lo que las dietas hiperproteicas en las que no consumimos grasas no son las mejor indicadas para aumentar los niveles de esta hormona y, a la vez, harán muy difícil la ganancia muscular, por muchas proteínas que consumamos. Por tanto, incluir un 15-20% de lípidos en la dietas es mucho más saludable que eliminarlos, la mayoría de ellos deben ser mono y poli-insaturados, pero al menos 1/3 de grasas saturadas serán necesarias para mantener una vida saludable y poder producir testosterona adecuadamente.
De aquí extraemos que llevar hábitos de vida saludables en cuanto a nutrición y consumo de alcohol son beneficiosos para mejorar nuestros niveles de testosterona. Y no debemos malinterpretar el efecto del tabaco, pues son tantos los perjuicios que nos trae su consumo y tan pequeño el aumento de testosterona que provoca, que su consumo no está en ningún caso justificado con este argumento.
Sexo
Los niveles de testosterona se incrementan en las 3-4 horas siguientes a la práctica sexual. Sin embargo, es necesario saber que otra hormona se produce al mismo tiempo, la endorfina, famosa por ser la hormona de la felicidad, también es responsable de que experimentemos relajación muscular y mental, por lo que mantener relaciones sexuales antes de un entrenamiento o competición no será una buena opción.Hábitos de vida
Algunas investigaciones demuestran que los niveles de testosterona se pueden modificar según los hábitos de vida que tengamos.
Curiosamente, los fumadores habituales presentan mayores niveles de
testosterona que los no fumadores. Y, por otro
lado, el consumo abusivo de alcohol se corresponde con niveles bajos de
testosterona.
No podemos olvidar otra cuestión en cuanto a la nutrición, y es que el colesterol es el precursor de la testosterona, por lo que las dietas hiperproteicas en las que no consumimos grasas no son las mejor indicadas para aumentar los niveles de esta hormona y, a la vez, harán muy difícil la ganancia muscular, por muchas proteínas que consumamos. Por tanto, incluir un 15-20% de lípidos en la dietas es mucho más saludable que eliminarlos, la mayoría de ellos deben ser mono y poli-insaturados, pero al menos 1/3 de grasas saturadas serán necesarias para mantener una vida saludable y poder producir testosterona adecuadamente.
De aquí extraemos que llevar hábitos de vida saludables en cuanto a nutrición y consumo de alcohol son beneficiosos para mejorar nuestros niveles de testosterona. Y no debemos malinterpretar el efecto del tabaco, pues son tantos los perjuicios que nos trae su consumo y tan pequeño el aumento de testosterona que provoca, que su consumo no está en ningún caso justificado con este argumento.