Seguro que en más de una ocasión nos hemos preguntado ¿por qué si no dejamos de hacer deporte y cuidamos la dieta
dentro de lo que podemos, seguimos ganando peso?. Existen muchos motivos
y seguramente estamos haciendo muchas cosas mal, pero no solo
tienen que ver con la alimentación.
No todo es seguir una buena
alimentación, que en cierta forma es un buen comienzo, sino que además
es necesario
cuidar los hábitos y el estilo de vida cotidiano.
La ansiedad
La ansiedad
es un punto que juega en contra de nuestra dieta. Ésta se puede desatar
por diferentes razones como el estrés o situaciones que no podemos
controlar. La ansiedad nos suele generar hambre, y por norma nos suele
pedir los alimentos más calóricos, que al final representan una amenaza
para la dieta. Por ello la mejor solución es buscar relajarnos, La
práctica deportiva o mantenernos activos haciendo cualquier actividad
que nos guste, puede ser una buena solución, y no comer sin más.
No respetar las horas de sueño
La falta de sueño
puede ser otro problema a la hora de mantener el peso, y es que dormir
poco hace que nuestro metabolismo esté en funcionamiento y activado
mucho más tiempo. Esto puede suponer todo un desajuste que a la larga
nos hará tener mucho más hambre y consumir mucho más alimento. El
descanso es esencial, y sobre todo a la hora de regular el organismo a
la perfección.
Comer más de lo necesario
El exceso de alimento
o la avaricia puede ser otro gran problema a la hora de mantener el
peso, ya que comernos todo lo que nos ponen o consumir más platos de los
necesarios es todo un problema. Lo mejor es dejar siempre algo, no
llenarnos del todo y además podemos decantarnos siempre por comer un
solo plato o pedir medias raciones en el caso de salir a comer fuera. De
este modo regularemos mucho más lo que consumimos.
No escuchar al deseo de comer dulce después de comer
Hacer caso al
deseo de dulce después de comer
suele ser un problema. Hay muchas personas que siempre después de comer
sienten la necesidad de consumir dulce, y es que el cuerpo lo pide
porque momentáneamente la glucosa baja y nos da la sensación de
necesitar dulce buscando el pico de insulina. Esto es solo momentáneo, ya que acabamos de comer y en
un momento el cuerpo recibirá la glucosa necesaria. Por ello lo mejor es
no consumir postre y dejar de lado esa necesidad de azúcar. A lo sumo, y
como una opción saludable, podemos consumir fruta, aunque siempre es
mejor comerla antes o entre horas.