juanluvenegas

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miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL ENTRENAMIENTO INTENSO DE ALTO RENDIMIENTO DEBILITA AL SISTEMA INMUNOLÓGICO


Toda persona que realice entrenamiento físico de alta intensidad, ya sea a nivel profesional o aficionado, puede experimentar un ‘bajón’ inmunológico cuando somete a su cuerpo a un gran estrés (volúmenes e intensidades superiores a los habituales de forma prolongada). A veces ocurre cuando queremos ganar fuerza, volumen, velocidad o cualquier otro aspecto demasiado deprisa, es lo que solemos denominar sobreentrenamiento.

Sin embargo, superar los propios límites es algo asociado muchas veces al propio entrenamiento, por lo que se nos plantean preguntas: ¿Es perjudicial el ejercicio intenso para mi sistema inmune? ¿Cómo es posible evitar los bajones inmunológicos? Vamos a intentar resolver estas cuestiones.

Efectos del ejercicio

En primer lugar hay que considerar que el efecto del ejercicio físico moderado sobre el sistema inmune es, a tenor de las revisiones científicas, positivo: Un entrenamiento habitual reduce el riesgo de sufrir infecciones en comparación con la población sedentaria. Este es uno de los numerosos efectos beneficiosos del ejercicio y se aparece a cualquier edad.

El problema aparece al sobrepasar cierto umbral de entrenamiento, a partir del cual el sistema inmune se ve alterado debido. Esto ya fue estudiado hace más de una década en la Universidad de Queensland, donde se plantearon valorar los efectos del ejercicio en parámetros inmunes.

Los resultados mostraron cómo el ejercicio de intenso perjudicaba las concentraciones de varios tipos de nuestras células de defensa, así como de sustancias químicas que modulan la respuesta inmune (citoquinas). Estas sustancias, como se vio en más estudios, indican que tras ejercicios extenuantes los deportistas tienen una respuesta inmune, tanto natural como adaptativa, atenuada. Se concluyó que el ejercicio intenso generaba un ambiente desfavorable para la respuesta inmune, ya que tanto el cortisol como la epinefrina generadas inhiben la producción de las mencionadas citoquinas.
 
Por tanto, existe un sustrato biológico que sustenta estudios en los que se vio como los atletas de competición (no profesionales) presentaban una mayor incidencia de dolores de garganta, así como una mayor duración de los resfriados. Este hecho está directamente relacionado con un menor rendimiento deportivo

La mejor forma de evitar, por tanto, el deterioro inmunológico es prevenir las situaciones mantenidas de grandes volúmenes e intensidades de ejercicio, o el sobreentrenamiento. Para ello es vital una buena planificación y periodización del entrenamiento, especialmente en aquellos corredores o ciclistas de largas distancias que compitan durante buena parte del año. Sin embargo, por la exigencia de este tipo de disciplinas a menudo es imposible evitar las repercusiones negativas sobre el sistema inmune, y es aquí donde se puede plantear el uso de suplementos para intentar disminuir esas repercusiones.