juanluvenegas

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miércoles, 27 de noviembre de 2013

MASA MUSCULAR = EQUILIBRIO (ANABÓLICO / CATABÓLICO)


Existen diferentes hormonas que tienen efectos a nivel metabólico y celular. Por ejemplo la testosterona, hormona del crecimiento (GH), insulina o IGF-1 (Insuline Growth Factor) promueven la síntesis de proteínas, por lo que son consideradas hormonas anabólicas. Mientras que otras como el cortisol o la progesterona promueven la degradación de proteínas por lo que serían catabólicas.

Así, diferentes sesiones de entrenamiento pueden promover un aumento de la concentración sanguínea de las hormonas anteriormente citadas. Lógicamente, con el entrenamiento deberemos buscar conseguir un balance anabólico frente a catabólico para así aumentar nuestra masa muscular.

La liberación de las hormonas permite una mayor interacción de éstas con los tejidos musculares. Por lo tanto, podremos obtener información sobre el tipo y la intensidad de la sesión realizada y las demandas energéticas postejercicio. Al terminar la sesión de entrenamiento hormonas como la testosterona o la hormona del crecimiento modulan los procesos de reparación y de síntesis de los tejidos musculares que han sido dañados durante el ejercicio.

Si la sesión de entrenamiento no ha sido excesiva, los tejidos dañados serán reparados por la acción de las hormonas anabólicas. Pero si por el contrario, si el estrés de la sesión de entrenamiento ha sido excesivo, el músculo presentará un estado más duradero de degradación de proteínas, modulado por la acción de las hormonas catabólicas, retrasando así la aparición de los procesos de síntesis y reparación de los tejidos.

Como conclusión, siempre que haya un predominio de hormonas catabólicas descenderán la concentración de las hormonas anabólicas traduciéndose esto en una peor recuperación del entrenamiento.

De esta manera, sesiones de entrenamiento excesivamente duraderas o mal planificadas con una intensidad excesiva serán contraindicadas para conseguir un aumento de masa muscular.