Es posible que conozcáis muchísimas personas que han seguido una dieta restrictiva durante un periodo de tiempo (más o menos largo) y que han conseguido reducir su peso considerablemente. Generalmente, estas dietas restringen bastantes alimentos: unas consisten en alimentarnos a base de frutas, verduras y hortalizas durante un tiempo, sin permitirnos consumir carne, otras son reducidas en grasas y carbohidratos como pastas / arroces / panes.
Estas dietas a corto plazo pueden parecer bastante funcionales, ya que consiguen que reduzcamos nuestro peso considerablemente, pero no suelen ser nada saludables y además producen efecto rebote al finalizarlas y seguir con nuestra alimentación.
Generalmente, una dieta que restringe alimentos sanos, produce siempre falta de vitaminas y minerales, degradación proteica muscular (perdemos músculo además de grasa), mareos, malestar general, malhumor, etc. Esto es debido a dicha restricción de nutrientes que nuestro organismo necesita para poder realizar sus funciones vitales.
Por ejemplo, una dieta baja en grasas provocará que nuestro cuerpo no pueda realizar las diferentes funciones para obtener las vitaminas liposolubles, lo que provocará también, que la síntesis de las proteínas que ingerimos, no se pueda realizar de forma correcta (entre muchas otras características).
Una dieta reducida en proteínas (todas aquellas que restringen carnes / pescados y que solo nos permiten comer frutas , hortalizas y verduras) hará que perdamos masa muscular muy fácilmente si la seguimos durante cierto periodo de tiempo, de forma que, cuando volvamos a comer carne y pescado, notaremos que incluso hemos ganado más peso (ya que, la mayoría de peso perdido en dicha fase, fue de músculo y no de grasa).
Dietas muy bajas en carbohidratos, o incluso restringidas, son muy peligrosas. No debemos olvidar que nuestro cerebro funciona principalmente gracias a la glucosa, si nosotros dejamos de ingerir carbohidratos entramos en un proceso que se denomina cetosis, mediante el cual, no recibimos los nutrientes necesarios para que nuestra cabeza funcione correctamente. Esta restricción es una de las más peligrosas y además, hará que inevitablemente tengamos muy malhumor durante todo el día, ya que, está científicamente demostrado que la reducción drástica de carbohidratos en la dieta, produce dicho efecto.
El efecto rebote
Cuando realizamos una dieta tan restrictiva, tanto calóricamente como nutricionalmente, nuestro cuerpo comienza a hacer uso de la grasa que tenemos en el cuerpo para obtener energía, es por ello que perdemos grasa en dicho proceso.El problema se produce cuando dicha restricciópn calórica y nutricional es muy alta, ya que, pasados ciertos días, nuestro cuerpo entra en una fase de alerta mediante la cual , si nuestro metabolismo basal era de 1500kc, pasa a ser más reducido. De esta forma, al ralentizarse nuestro metabolismo, lo que provocamos es que nuestro organismo en definitiva necesite menos calorías para funcionar, provocando así que nos estanquemos y aún con dicha restricción calórica, es muy probable que dejemos de perder peso.
Pero no solo eso, sino que, al dejar de seguir dicha dieta, cuando comencemos de nuevo a comer “normal” provocaremos que nuestro cuerpo, al recibir tantas calorías después de haber estado en un déficit tan alto durante un tiempo extenso, comience a almacenar reservas de forma más rápida , preparándose así para poder aguantar otro periodo bajo en calorías.
Es por ello que, tras una dieta en déficit calórico , comencemos a incrementar nuestras calorías de forma progresiva, de lo contrario, todo el peso que hayamos perdido rápidamente, subirá con la misma velocidad.