juanluvenegas

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martes, 4 de junio de 2013

ADICCIÓN A LOS HIDRATOS DE CARBONO


Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía del organismo. Esto todos lo sabemos, y por lo tanto la mayoría de nosotros los introduce en su dieta cotidiana.

Antes de nada debemos tener presente que existen dos tipos de hidratos, los simples, que se asimilan de manera rápida por el organismo y que serían los culpables de esta adicción, y los complejos, que se liberan lentamente y evitan subidas repentinas de glucosa causantes de la temida adicción.

Por qué causan adicción los hidratos de carbono

Los motivos por los que los hidratos simples generan adicción es debido a que al ingerirlos el organismo los asimila rápidamente, generando un pico de insulina alto y por consiguiente, haciendo que los niveles de glucosa aumenten rápidamente. La glucosa es el principal alimento del cerebro, y este aumento repentino hace que el cerebro reciba ese alimento y libere serotonina que nos hace sentir bien, y que a la larga acabará generando una especie de dependencia en nuestro cuerpo.

Lo mismo que sucede con cualquier droga, el cuerpo terminará por acostumbrarse a los niveles de glucosa y cada vez exigirá más cantidad para sentir bienestar. Por esto la demanda de hidratos aumentará poco a poco, haciendo que la ingesta sea mayor, y con ello el riesgo de aumentar el peso corporal y empeorar el estado general de nuestro organismo.

Evitar la adicción

Para evitar que esto suceda y nuestro organismo se acostumbre a este tipo de alimentos lo que debemos hacer es ingerir y sustituir los hidratos simples por aquellos complejos que encontraremos en harinas integrales, azúcares integrales, arroces integrales… Estos alimentos lo que harán será liberar la glucosa de una manera más lenta, haciendo que los niveles corporales se mantengan siempre más o menos iguales, evitando así los subidones de serotonina que experimenta el organismo de otro modo.

El aumento repentino de la glucosa hace que se acumule más cantidad en forma de grasa, ya que no la quemamos toda, y de este modo las posibilidades de aumentar de peso son mayores, a la vez que empeoramos nuestra salud. Por ello es necesario controlar la ingesta de hidratos de carbono simples para así evitar males mayores a largo plazo.