Que
nadie se sorprenda ni se preocupe en exceso, el miedo es una emoción
básica y por lo tanto, imprescindible para nuestra supervivencia. Somos
hijos de aquellos humanos miedosos, los valientes murieron en el camino.
El miedo es adaptativo si y solo si, el temor es real e infundado y afecta realmente a nuestra supervivencia, fuera de estas situaciones, el miedo excesivo o el miedo a situaciones “no peligrosas para nuestra supervivencia” se convierte en inadaptativo e irracional. El miedo al fracaso lo definimos como el temor a no lograr nuestras metas, objetivos o deseos.
El miedo puede limitarnos, pero el temor al fracaso, nos mantiene inmóviles.
El mejor ejemplo lo tenemos con Thomas Alba Edison, que falló 10,000 veces antes de haber logrado el filamento que se utiliza en las bombillas. Un reportero le preguntó, después del intento número 5,000, si se sentía desalentado. Edison contestó que no había fallado 5,000 veces, sino que había triunfado al determinar 5,000 maneras en las cuales no funcionaba. “Lo que significa- comentó-, que me encuentro 5,000 pasos más cerca de descubrir cómo hacerlo funcionar”.
Cuando falles, no te culpes, critique o regañes. Simplemente analiza en donde estuvo el error y cual es la mejor manera de corregirlo. A partir de este análisis, haz los cambios necesarios. Recordando las palabras de Albert Einstein: La definición de locura es: hacer lo mismo y esperar un resultado diferente.
El término fracaso es utilizado en el entorno deportivo con excesiva frecuencia, justificado en gran medida, ya que la mayoría de acciones técnicas realizadas en la tarea deportiva no admiten término medio, o se hacen bien o se hacen mal; así un futbolista que no supera al contrario en un regate ha fracasado, un pase que no llega es un mal pase, un balón que no entra un error.
Con estos ejemplos, parece que la práctica deportiva gira entorno al éxito o al fracaso, lo cual puede presionar de tal manera al deportista que vaya minando su capacidad para asumir riesgos, y creando por tanto, temor ante las diferentes situaciones de la competición, y en consecuencia alentando en el sujeto la evitación de dichas situaciones.
El miedo es adaptativo si y solo si, el temor es real e infundado y afecta realmente a nuestra supervivencia, fuera de estas situaciones, el miedo excesivo o el miedo a situaciones “no peligrosas para nuestra supervivencia” se convierte en inadaptativo e irracional. El miedo al fracaso lo definimos como el temor a no lograr nuestras metas, objetivos o deseos.
El miedo puede limitarnos, pero el temor al fracaso, nos mantiene inmóviles.
- Por evitar el fracaso dejamos de actuar.
- Cuando no actuamos, muchos de nuestros problemas se incrementan.
- Nuestro bienestar disminuye.
- Nuestra vida y nuestras experiencias son cada vez más reducidas.
Sin fracaso no hay éxito
El problema está en lo que el fracaso significa para cada uno de nosotros y en la manera en cómo nos calificamos a través de él. Nos da miedo fracasar, porque:- Pensamos que el éxito y el fracaso son los dos elementos que nos califican como personas.
- Si tengo éxito soy una persona valiosa. Si fracaso, no valgo nada y la gente me va a criticar o rechazar.
El mejor ejemplo lo tenemos con Thomas Alba Edison, que falló 10,000 veces antes de haber logrado el filamento que se utiliza en las bombillas. Un reportero le preguntó, después del intento número 5,000, si se sentía desalentado. Edison contestó que no había fallado 5,000 veces, sino que había triunfado al determinar 5,000 maneras en las cuales no funcionaba. “Lo que significa- comentó-, que me encuentro 5,000 pasos más cerca de descubrir cómo hacerlo funcionar”.
Cuando falles, no te culpes, critique o regañes. Simplemente analiza en donde estuvo el error y cual es la mejor manera de corregirlo. A partir de este análisis, haz los cambios necesarios. Recordando las palabras de Albert Einstein: La definición de locura es: hacer lo mismo y esperar un resultado diferente.
Presión por los resultados
Si algo es cierto en el mundo del deporte es que existe mucha presión sobre los deportistas. Esa presión viene generada por algo que forma parte del deporte en si mismo, es intrínseco a él mismo.El término fracaso es utilizado en el entorno deportivo con excesiva frecuencia, justificado en gran medida, ya que la mayoría de acciones técnicas realizadas en la tarea deportiva no admiten término medio, o se hacen bien o se hacen mal; así un futbolista que no supera al contrario en un regate ha fracasado, un pase que no llega es un mal pase, un balón que no entra un error.
Con estos ejemplos, parece que la práctica deportiva gira entorno al éxito o al fracaso, lo cual puede presionar de tal manera al deportista que vaya minando su capacidad para asumir riesgos, y creando por tanto, temor ante las diferentes situaciones de la competición, y en consecuencia alentando en el sujeto la evitación de dichas situaciones.