Con la llegada del buen tiempo nuestros entrenamientos sufren las consecuencias de un parámetro externo nuevo: EL CALOR.
Las altas temperaturas afectan de manera directa a nuestro rendimiento y a la forma de comportarse de nuestro organismo. Es importante que conozcamos estos datos acerca de la hidratación:
- Si estamos deshidratados disminuye nuestra capacidad intelectual y aumenta el esfuerzo cardiovascular que debe realizar nuestro organismo.
- El 60% de nuestro cuerpo es agua y a diario perdemos aproximadamente 2 litros con el sudor respiración, orina y heces.
- Sólo 20 a 30% del agua que ingresa al cuerpo deriva de alimentos sólidos, el resto debemos beberla directamente.
- La Organización Mundial de la Salud recomienda beber de 2 a 2,5 litros de agua al día como pauta saludable.
- La sed es un síntoma de deshidratación, por ello, debemos beber antes de que se presente
- Los niños, adultos mayores y embarazadas necesitan más agua y atención ante la hidratación que el resto de la población.
- El agua natural del grifo o mineral es suficiente para alcanzar una buena hidratación, excepto en deportistas con esfuerzos intensos y de larga duración.
- Una hidratación adecuada ayuda a eliminar productos de desecho del organismo, por medio de la evacuación de intestinos y vejiga, por lo tanto, contribuye a depurar nuestro cuerpo.
- Una correcta hidratación conserva en condiciones la temperatura corporal alejándonos de los golpes de calor.
- Bebe 500-600 ml de agua 15-30 minutos antes de entrenar.
- Evita las bebidas azucaradas 1 hora antes del ejercicio (el azúcar eleva la glucosa y la insulina en sangre y al cabo de un tiempo produce el efecto contrario: hipoglucemia)
- Ingiere fluidos que tengan baja concentración iónica (menos de 0,2 gr de sodio y menos de 0,2 de potasio por cada litro)
- Bebe líquidos no excesivamente fríos; los cambios bruscos de temperatura en el organismo no son muy recomendables.
- Intenta ingerir 200 ml de agua por hora de entrenamiento. Un poco más si la temperatura es muy elevada.