Muchos entrenadores obligan a sus atletas a abstenerse de las parácticas sexuales varios días antes de la competición con el objetivo de aumentar sus niveles de testosterona, la hormona anabólica por excelencia, otros sin embargo invitan a sus atletas para que mantengan relaciones con el objetivo mejorar su relajación y concentración.
¿Qué hay de cierto en todo esto?
Un importante estudio reportó que durante un periodo de abstinencia de más de una semana los niveles de testosterona se mantuvieron estables durante los 6 primeros días de estudio, sin embargo, en el 7º día hubo un aumento del 45,7%. No obstante, este “pico” desapareció rápidamente al día siguiente.
En el octavo día los espermatozoides llegan a su punto de maduración
máximo, lo cual suprime dicha segregación de hormona luteinizante y hace
decrecer la producción de testosterona libre.
La abstinencia, como práctica durante un largo periodo de tiempo, no aumenta los niveles de testosterona libre. El orgasmo es
necesario para la segregación de la hormona luteinizante y, por ello,
imprescindible para una alta producción de testosterona. Periodos de
abstinencia de una semana han reportado tener beneficios en la
producción de testosterona por lo que pueden llegar a resultar
beneficiosos a la hora de conseguir mayores ganancias musculares.
Aun así, hay que recordar que mantener una vida sexual sana
ayuda a mantener un estado anímico, hormonal y funcional óptimo.