Un gran porcentaje de lesiones se relacionan con un exceso de estrés emocional,
que al fin y al cabo repercute en nuestro estado físico: más cansancio,
menos energía y menor capacidad para soportar un esfuerzo físico.
Cuando estamos atravesando una época de mucho estrés, tenemos que
valorar si salir a entrenar o con qué intensidad lo hacemos porque
podemos caer víctimas de una lesión muscular o articular.
Las épocas de mucho estrés se relacionan con problemas personales o laborales.
Problemas que nos pueden llevar a comer peor, a no tener un descanso
adecuado y a tener un desgaste excesivo. Todos estos factores disminuyen
la capacidad de nuestro organismo para afrontar un entrenamiento en
condiciones óptimas. Todo el mundo puede tener un mal día en el trabajo,
pero si llevas varios días, mejor que tu objetivo sea descansar y
liberarte de ese estrés acumulado.
Cuando salimos a entrenar a
diario o tenemos un objetivo en mente nos resulta muy complicado parar.
Pero si estamos pasando una época de estrés fuerte y continuamos con
entrenos intensos, estamos agravando la situación. Aprovecha para hacer actividades de relajación y reducir toda esa ansiedad que te va desgastanto y mermando tu rendimiento.
La capacidad de respuesta del sistema inmunológic es otra clave en épocas de estrés, porque disminuye el poder defensivo del organismo.
Estar estresado es similar a entrar en estado de sobreentrenamiento: no
tienes las mismas sensaciones al entrenar, siempre estas cansado y no
puedes dormir ni comer bien. Primero quitar estrés y luego seguir con
los entrenamientos intensos.
Indicadores como: problemas para
conciliar el sueño, aparición de tics físicos, falta de apetito,
aparición de enfermedades leves o preocupación y pensamiento constante
en un tema, pueden hacernos darnos cuenta de que estamos en una época de
mucho estrés. Párate, piensa cómo solucinonarlo y aparca los
entrenamientos por unos días para evitar lesiones.