Como podemos ver, algunas frutas secas como las almendras o las avellanas, concentran mayor proporción de este micronutriente con fuerte función antioxidante, mientras que la castaña, las nueces y los pistachos, son frutos secos con un menor contenido en esta vitamina.
No obstante, los frutos secos pueden ser de gran ayuda para cubrir la cuota diaria de 15 mg diarios de vitamina E que además de reducir los efectos de la oxidación en nuestro cuerpo, incrementa las defensas y favorece la síntesis de glóbulos rojos.
Entonces, no podemos dejar de aprovechar los frutos secos para obtener vitamina E en nuestra dieta y prevenir su déficit junto a otros alimentos ricos en este micronutriente como la semillas, los aceites vegetales, las legumbres o los cereales integrales.
